¿Sabías que en el municipio jalisciense de Talpa de Allende se encuentra un bosque poblado por Arces (o Maples) Azucareros? De este árbol, que por cierto es el símbolo nacional de Canadá, se obtiene el jarabe de maple y resulta muy rara su presencia en México, ya que se da en tierras mucho más frías al norte del continente; la explicación que dan los biólogos es que hace 23 millones de años esta región del occidente mexicano estuvo bajo los efectos de una glaciación y las bajas temperaturas propiciaron el surgimiento de la especie, que se “trasladó” desde lo que hoy es Canadá hasta nuestro país. El bosque de Arce mexicano fue descubierto apenas en 1998 por los biólogos Laura González, Alejandra Blando y Fernando Aragón quienes realizaban estudios sobre aves migratorias en el occidente de México.
Si quieres deslumbrarte con este hermoso bosque te recomendamos el otoño, cuando su belleza es inaudita. Sus hojas se van secando, y en el proceso los árboles se iluminan en infinidad de tonos naranja, bajo los que el visitante avanza por frescos caminos. Además, las barrancas y laderas de esta zona de la Sierra Occidental se salpican de blanco y violeta cuando florean las magnolias, entre las que a veces cruzan veloces conejos y venados. Las lluvias y la constante humedad fertilizan la tierra: por eso en partes del bosque es posible encontrar hasta 60 especies de árboles.
Aparte del bosque de arce azucarero ubicado en Talpa de Allende, nuestro estado tiene el privilegio de contar con otro asentamiento de la misma especie en la sierra de Manantlán; fuera de ahí sólo se conocen otros tres sitios en México donde se les puede encontrar y se sitúan en los estados de Tamaulipas, Guerrero y Chiapas. Sin embargo, la variedad de flores y la riqueza de árboles en Talpa son superiores, por lo que se considera un sitio único, además del gran número de especies y plantas en peligro de extinción con que cuenta a nivel regional o nacional.
A poco menos de una hora de Sierra Lago, en Mascota, podrás encontrar este lugar fantástico que bien vale la pena una excursión; su melancólica belleza llenará tu día de una vibración extraordinaria.